Chicas les traigo una inspiradora historia real que de seguro las ayudara! Pero recuerden: Si sufres o sufriste o conoces a alguien que haya sufrido bullying, te invito a que comentes tu experiencia en anónimo yo lo leeré y prometo apoyarte y ayudarte hasta que mi corazón deje de latir.
¿Qué va a pasar ahora?
Aquí estoy, en mi habitación, repasando mi vida como he hecho infinitas veces. Me cuesta escribirlo, sin embargo. Veamos. Tenía diez años cuando empecé a notar que la gente me evitaba. ¿Por qué?
Porque dos niñas muy populares se divertían haciéndome la vida imposible. En cuanto empezaba a hacer amigos les decían que no fueran conmigo porque era una marginada. Y estuve durante tres años de mi vida llorando. Me rodeaban como si fueran una manada de lobos y yo fuera un conejito inofensivo. La gente se pensaba que era divertido, que es normal meterse con alguien de ese modo. Pero me he convertido en esto gracias a ellos. Ya no soy la que era antes. Nadie me conoce. No confío en nadie. No necesito a nadie. A veces digo demasiado la palabra "nadie".
Recuerdo los meses y meses en los que creía que ya no aguantaba más. Que iba a hacer alguna locura. ¿Os imagináis a una niña de once años pensando en suicidarse? No lo hagáis, no lo intentéis. Por las noches iba al salón de mi casa y abría la ventana. Me inclinaba y dejaba que mi piel se pusiera de gallina por el frío. Miraba las luces de la ciudad en silencio y lágrimas silenciosas resbalaban por mis mejillas. A veces imaginaba que en vez de caerme por la ventana volaría por encima de los tejados y escaparía a un mundo mejor, donde nadie me juzgara. Pero algo siempre me hizo reaccionar, volver a la realidad. Recordaba las noticias de los asesinatos, de la corrupción en algunos países, de desgracias que les ocurrían personas ajenas a mí. Y la rabia parecía calentar mi piel. Cerraba la ventana y me iba a la cama. Cuando llegaba al colegio por las mañanas me encogía. Me sentía desnuda y cada burla era como una arañazo en mi cara. Me llamaban marginada social, freak, patito feo, rara... ¿Qué tengo de marginada? ¿Acaso soy fea? `Perdona, soy mucho más guapa que tú´.
Eso es lo que les habría contestado ahora. Pero en aquella época me sentía incapaz de hablar. Me sentía insegura. Cada paso que daba suponía un reto. Un esfuerzo. Cada dirección era importante para mí. Me volví una persona tonta, estúpida, intentaba ser agradable con todo el mundo. Pero el tiempo lo cambia todo. Fui a un campamento en el que hice muchos amigos y sentí que los chicos me miraban. Pensé, solo soy yo misma, y la gente me quiere, ¿por qué en el colegio no?
Cumplí trece años. Empecé segundo de secundaria. Una amiga en la que confiaba me dejó porque no quería que los demás la insultaran. Me quedé completamente sola. Hacía tiempo que no pensaba en suicidarme. Pensaba en salir con chicos, en hacer amigos, en y ser feliz. Pero la rabia me llenaba por dentro. Cuando volvieron a insultarme empecé a responder. A veces lo balbuceaba, otras lo gritaba. Estaba harta. Les odiaba. Quería pegarles un puñetazo por cada burla que me habían hecho. Seguramente eso les mataría. Y un día. En exactamente once minutos, mi vida cambió. Estábamos en lengua comentando un libro de acoso escolar. Me puse tensa y apreté los dientes. Quería saltar por la ventana delante de todos, quería escribir antes una nota nombrando a todos los culpables de mi muerte. Pero me levanté lentamente de la mesa y les miré a la cara. Las manos me temblaban de rabia, la cara me ardía. Las palabras salieron solas. La profesora me miraba como si fuera un héroe. Me sentí poderosa. Vi a aquellas personas encogerse y les dije que me habían arruinado la vida. Que los odiaba, me daban lástima, eran unos desgraciados.
A partir de ese día la gente pasó de mí. Recibí una nota con la palabra "eskoria" y la tiré por la ventana entre risas. Se acabó. Me formé una personalidad divertida, amable, despreocupada. No quería ser yo misma con ellos. Ellos no se merecían saber en qué me había convertido. No hice amigos nuevos. No quería mezclarme. Tan solo confié en una chica que parecía entenderme, pero tampoco quise que fuera muy amiga mía. No necesitaba a nadie. Este verano he estado con un chico. Un chico guapo y divertido, a veces hacía locuras como empezar a cantar en medio de la gente. Solo para hacerme reír. Dejé que me conociera. No le conté mi pasado. Y nos gustamos. Durante una semana hasta que nos fuimos del hotel. Pero eso me ha hecho recuperar la seguridad en mi misma. Me he cambiado de instituto este año. ¿Qué va a pasar ahora? No tengo ni idea. Es gracioso.
La verdad es que esa pregunta me la hago a menudo. Leí cada uno de los comentarios, y todos, me hicieron muy feliz. Me hizo feliz ver que había gente a la que le llegaban mis palabras, que me lo decía y, de alguna manera, eso hizo que me sintiera muy cerca de todas aquellas personas. Ha pasado un tiempo. Y la verdad, simplemente, mi vida es maravillosa.
Es como si todo se hubiera coloreado de repente. Me cambié de instituto. Mi nuevo instituto es grande, público y en resumen, un instituto de verdad. No es el colegio privado católico lleno de niñas pijas y snobs al que iba antes. En mi instituto cada uno va a lo suyo, con sus amigos, y nadie intenta ser algo que no puede ser. Es más... ¿auténtico? ¿Real? Sí, eso es, es real. El primer día estuve un poco perdida. No conocía a nadie y me perdí por los pasillos del instituto. Pero cuando llegué a clase, con el pelo largo, mis pantalones cortos, las botas y mi camiseta verde claro preferida, les gusté. Simplemente fui yo misma. Fui divertida, simpática.
En seguida hice amigas. Mis amigas son las mejores. Aún me parece raro decir "mis amigos" pero no lo es ¿verdad?. Intento ser yo misma en todo momento, hablo con todo el mundo y eso me encanta. De alguna manera, todo lo que me ha pasado... creo que ha sacado lo mejor de mí. Una versión de María quizás más... madura. Más segura. Echo la vista hacia atrás, al pasado, parece mentira que me haya pasado eso. No he vuelto a ver a mis acosadores. No les odio, pero no puedo decir nada más. Nunca podré decir gran cosa sobre ellos. Aún espero que algún día les pase lo mismo que a mí.
Ya no sé ni lo que pasa por mi vida. Simplemente la vivo cada día, como si fuera especial. Nadie sabe nada de mi vida pasada. No me parece justo. No me parece justo contársela a mis amigas cuando se supone que he empezado de nuevo. Aunque quizás lo haga algún día. Cuando sea el momento. Me siento bien. Todo está bien ahora. No tengo miedos. Bueno, sigo siendo un poco desconfiada. A veces aún espero sombríamente en mi habitación a que mi vida vuelva a hundirse. A veces lloro incontroladamente cuando me siento desbordada. Abrazo el oso de mi cama y me pierdo en el silencio. Pero al día siguiente sale el sol y todo sigue su curso.
Aunque mis amigas me dicen que hablo todo el rato con ellas pero que aún no saben casi nada de mí. Yo me encojo de hombros. Ni siquiera me doy cuenta. Quiero que mi vida siga siendo solo mía, pero creo que poco a poco me estoy abriendo. Llegará un día, en el que la comparta con mis amigos, y quizás con un chico como Ryan Gosling. Y eso también será bueno. Últimamente escucho la música como si fuera medicina. Salgo los fines de semana, voy a fiestas, hago locuras y coqueteo con chicos...
Me río. Tengo suerte. Todo esto de escribir me ayuda mucho también. Estoy escribiendo un libro. Escribo en un blog. Tengo también un diario y básicamente, escribir es mi vida ahora. Sé que es lo que quiero ser y hasta donde quiero llegar. Hablando de amor.. soy una romántica empedernida, pero no tengo una gran vida sentimental. A quién quiero engañar, tengo 14 años. Estuve con aquel chico en verano, que ahora es un amigo. Cuando salgo por ahí sí que he estado con chicos. Pero no me he enamorado, ni nada de eso. Aún no. Espero poder contar algún día una historia romántica. En realidad la escribo, pero en mi libro. Lo dejo ahí. Es top secret jajaja.
Gracias por todo, de verdad, por leerlo y por acogerme. Me ayudasteis mucho y algún día espero devolveros el favor, tan solo escribirme en mi blog o en los comentarios. Responderé lo mejor que pueda. Lo prometo. A veces nadie se da cuenta de que necesitas ayuda, de que necesitas desahogarte y contarlo. Nadie te pone la mano en el hombro y te sonríe, o te guiña un ojo. O simplemente, nadie te mira. Nadie te cree, o no quiere creer que lo estás pasando mal. Nadie te mira a los ojos y ve la oscuridad y la sombra que los cubre. Pero esta es la prueba, siempre se puede superar. Hay muchas maneras. Quizás la mía no haya sido la mejor, quizás montar un escándalo en clase de lengua no sea lo mejor que puedes hacer, pero funcionó. Y eso es lo que importa. Y ahora espero. Y ahora vivo el día a día. Cada día es más brillante que el anterior. Y ahora viene la pregunta que me hago desde siempre ¿qué va a pasar ahora? No tengo ni idea. Es gracioso.
Admi.1:)
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